En el quinto episodio de nuestro podcast “Hablemos de Educación”, formulamos dos preguntas: ¿Qué es una experiencia de aprendizaje y por qué deberías empezar a usarlas dentro de la educación de tu empresa? Para contestarlas, conversamos con Jimena Espinoza, experta en experiencias de aprendizaje tanto en el sector corporativo como en el de educación superior, quien nos comenta las diversas características de las mismas y los desafíos a los que se enfrenta en su día a día.
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¿Qué es una experiencia de aprendizaje?
Gracias a su trabajo, Jimena comenta que “la experiencia de aprendizaje en el ámbito corporativo, el foco central cambia pues se centra en el colaborador. Estamos hablando de un individuo que empieza un aprendizaje y tiene que terminarlo”.
Es decir, la experiencia de aprendizaje es la manera en cómo un colaborador puede transitar un proceso de enseñanza de la mejor manera, usando las teorías del diseño instruccional y la tecnología. “Se trata de cómo logramos que el aprendizaje sea positivo para esa persona, en el sentido de que logre una meta y quede satisfecho”.
Los verdaderos desafíos al implementar experiencias de aprendizaje
Cada cierto tiempo, las tendencias evolucionan y el mundo corporativo no es ajeno a ello. Jimena comprende que el verdadero reto de implementar experiencias y no solo capacitaciones tradicionales es el de “convencer a los expertos internos de la empresa y/o a quien solicite la capacitación que no se puede colocar a todos los colaboradores en un solo lugar, que probablemente no se vaya a incluir todo el contenido que se quiere, y que se tiene que dar libertad a los usuarios, colaboradores, etc.” Una vez que los líderes comprendan que se deben crear procesos diferentes del mismo contenido y personalizarlo, se trabajará en lo que se necesita para la empresa.
La disociación entre el entorno universitario y el corporativo
“Desde los inicios de la educación formal, el objetivo ha sido el de alimentar la demanda de los oficios que requiere la sociedad, pero también pienso que las estructuras de las instituciones formales superiores son tan cuadriculadas que dificultan cambios más ágiles de cara a las sociedades”, comenta Jimena acerca del divorcio que existe entre lo que se enseña en las universidades y lo que requiere el mundo corporativo en el siglo XXI. Sin embargo, como diseñadora instruccional piensa que siempre han existido estas brechas, ya que la sociedad evoluciona en base a ellas y un ejemplo es la existencia misma de los posgrados y la educación continua, ya que en los pregrados no se puede abarcar todo lo que se necesita para aprender de una materia.
“También pienso que la tecnología supera las capacidades de la formación académica y es más difícil estar al día. Con lo cual, en el trabajo sientes que hay una brecha enorme. Me pasa incluso a mí”. Por otro lado, asegura que “el verdadero reto no es que estés actualizado con todas las herramientas y aplicaciones, sino de qué manera, yo como capacitadora, trabajo para que los colaboradores se den cuenta que aprender y seguir aprendiendo depende de ellos. Es el individuo que por sus propios mecanismos de supervivencia tiene que aprender, tiene que adaptarse”.
Otra de las características de la educación formal que Jimena considera confusa es la máxima regulación externa. “Siempre escuchas decir “me jalaron” y no “yo jalé”, el órgano de control está afuera, y tampoco aprendemos estrategias de autoaprendizaje en las universidades. Y ahora que hay esta brecha o necesidad evidente en los colaboradores, ellos se enfrentan a la pregunta “¿y ahora qué hago? ¿y si no tengo las herramientas?”.
¿Cuál es el nuevo rol de los capacitadores?
Los nuevos capacitadores se están convirtiendo en facilitadores de experiencias de aprendizaje con recursos existentes, basándose en teorías de enseñanza y del diseño instruccional cada vez más especializadas. Jimena apunta que aún la percepción de aprendizaje en el país sigue siendo tradicional: un tercero en la sala capacitando, entregando certificados y ya.
Cuando un capacitador se convierte en facilitador sabe que los aprendizajes están en el día a día de un colaborador, sin embargo, para que ello sea relevante, Jimena indica que el proceso debe ser concientizado, es decir, deben ser valorados y estructurados de tal manera que exista una intención.
Competencias Digitales en el entorno Corporativo
Alrededor del mundo se está discutiendo no solo las competencias digitales de los docentes y de los ciudadanos, sino también, de los colaboradores que día a día se enfrentan a retos que tienen mucho más que ver con sus habilidades que con la tecnología per se.
“Está la capacidad cognitiva y la apertura de aprendizaje de las personas. Todas ellas tienen que tener instalado un mindset de crecimiento, toma de decisiones en base a data, su manera de adaptarse, etc. Hay muchos colaboradores que tienen estas cualidades en su personalidad, pero a otras les cuesta muchísimo”.
Jimena reitera que formar y desarrollar estas competencias no solo se trata de enseñar un curso, sino de trabajar con otros frentes: líderes de área, jefes de piso. Porque si quieres que tus empleadores empiecen a experimentar, a probar nuevas formas de innovar, el jefe no debe ser rígido, ni penalizar al trabajador cuando se equivoca”. Es decir, trabajar en la formación de los colaboradores es hacerlo con todo el ecosistema.
“Un líder acompaña, cede y crea entornos para que sus colaboradores puedan lograr retos alcanzables”, finaliza.
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